Hace siete años comenzó una revolución en Rojava que iba a cambiar radicalmente la vida de millones de personas. Las kurdas se liberaron de la dictadura del régimen de Assad y comenzaron a organizarse en consejos, comunas y cooperativas autogestionadas. En particular, la organización autónoma de mujeres se convirtió en el motor de la revolución social. En el transcurso de la lucha contra el estado islámico, se desarrolló un proyecto único, multiétnico y multirreligioso, que hoy garantiza la coexistencia pacífica de millones de kurdos, árabes y cristianos. La Federación Democrática del Noreste de Siria es un ejemplo único de la visión de un Medio Oriente pacífico y democrático y, por lo tanto, siempre ha sido una espina para los poderes regionales y los estados imperialistas.
En los últimos días y semanas, las amenazas contra la Federación Democrática del Noreste de Siria han alcanzado un nuevo nivel. Los tanques y la artillería están esperando en la frontera turca, los aviones de combate F16 están listos para tomar vuelo y el ejército turco de ocupación se está preparando para acabar con la Federación Demócrata. A su paso, decenas de miles de miembros de grupos islamistas marcharán hacia Rojava y el noreste de Siria. Lo que esto significa es lo que vemos todos los días en Afrin, el territorio ocupado por Turquía: asesinatos, violaciones, torturas y la expulsión de la población local. Una nueva guerra hundiría a Siria y al Medio Oriente en un caos renovado y conduciría a cientos de miles de personas a huir de las tropas turcas y sus mercenarios islamistas.
Pero si el gobierno turco y sus secuaces esperan que sus fantasías de exterminio se conviertan en realidad, no han tenido en cuenta la resistencia de las unidades de defensa populares y de las mujeres (YPJ / YPG) y, especialmente, la resistencia de las personas en el norte y el este de Siria. Aquellas que han derrotado al estado islámico mediante el sacrificio de miles de mártires y la valiente resistencia de la población defenderán las áreas autónomas contra una invasión turca.
¡Todos debemos hacer nuestra parte y cumplir con nuestra responsabilidad de defender esta revolución! La cooperación militar, económica y diplomática entre Turquía, los Estados Unidos, la OTAN y los países europeos debe ser expuesta y atacada políticamente. ¡No apoyo para Erdogan, su régimen ni su guerra! ¡No suministro de armas ni ayuda política o financiera para la política de exterminio de Turquía!
Si los movimientos democráticos deciden incluir el tema en la agenda: en los medios de comunicación, en las calles, en las fábricas, en las empresas y en las aulas, podemos desarrollar una fuerza común contra los planes de guerra de Turquía. Debemos construir una resistencia política permanente capaz de impedir la cooperación con el fascismo turco en nuestros países.
Si llega el día X, el comienzo de una invasión turca: ¡salga a las calles, tome medidas, ocupe, interrumpa y bloquee! ¡Muestre a los responsables en las oficinas gubernamentales y en las sedes de las empresas lo que piensas de su guerra! ¡Juntas podemos detener la guerra de agresión de Turquía!
¡No a la guerra contra el norte de Siria! ¡La revolución en el noreste de Siria vencerá, el fascismo será destruido!